En este proyecto se integró un patio de luces a la cocina original consiguiendo así un espacio amplio y despejado donde convivirían ahora cocina y comedor.
Tratándose de una vivienda antigua de pueblo, se mantuvo una estética clásica con el uso de maderas y cerámicas rústicas, así como tonos terrosos que aportasen un ambiente acogedor y tradicional.
Un espacio diseñado que busca la comodidad y funcionalidad con gran capacidad de almacenaje. La isla central genera un recorrido sencillo por el espacio. Unos jardines verticales nos aportan un toque natural.
La cocina está estratégicamente iluminada con luces empotradas en el techo, bajo los armarios superiores y en el suelo, lo que resalta cada espacio dándoles su protagonismo.
Interiorista
IRENE GIMENO